La semana pasada, comenté que la aprobación de ochenta y cuatro (84) impuestos nuevos por la presente Administración del Partido Popular Democrático, podría tener serias implicaciones en los intentos de un grupo de legisladores populares lograr la reelección.

Al momento en que escribo, todavía el gobernador Alejandro García Padilla no tiene los votos necesarios para aprobar su más reciente propuesta de impuesto, llamado por algunos como la Crudita III (en dos ocasiones anteriores se ha trabajado con este impuesto, la más reciente el año pasado), lo cual pone al Partido Popular en un “no win situation”.

Sin embargo, este fin de semana ocurrió algo que yo no me esperaba y era la intervención de los alcaldes populares, presionando a los legisladores que aún permanecen opuestos al impuesto (Luis Raúl Torres, Carlos Vargas Ferrer, Luisa Gándara y Manuel Natal) a dar su voto a favor, pues al parecer, tienen la promesa del gobernador de la construcción de obras públicas para sus municipios, tales como pistas de hielo y boleras. Esta intervención agresiva por parte de los alcaldes también tendrá sus consecuencias políticas.

Debemos recordar, que como resultado de las Elecciones Generales de 2012, hay doce alcaldes populares administrando municipios tradicionalmente considerados baluartes novoprogresistas y otros, que por la naturaleza urbana de su municipio, pueden verse afectados adversamente también por esta situación. Los alcaldes de Aguas Buenas, Cataño, Toa Alta, Ciales, Aguada, Utuado, Villalba, Corozal, Arroyo, San Lorenzo, Patillas, Luquillo, Río Grande todos gobiernan con votos prestados de electores afiliados al Partido Nuevo Progresista, quienes no estarán muy contentos con el apoyo dado por sus alcaldes a esta avalancha de impuestos, en particular el que se discute en estos momentos. Los alcaldes de municipios barómetros como San Juan, Vega Baja, Barceloneta, Isabela, Rincón, San Germán, Cabo Rojo, Jayuya, Peñuelas, Juana Díaz, Caguas, Vieques, Carolina y Trujillo Alto también podrían sentir la furia de los electores de otros partidos en el 2016. Esto para nada quiere decir que estoy vaticinando que ninguno de estos alcaldes específicamente vayan a perder por la aprobación de los impuestos, pero es importante que tengan en mente que en ninguno de esos municipios, y eso lo pueden comprobar con estudiar las estadísticas electorales, esos alcaldes ganan con votos exclusivamente populares, sobre todo en San Juan, Carolina y Trujillo Alto, donde los alcaldes populares necesitan una combinación de votos novoprogresistas, independentistas y no afiliados para ganar.

Aún si los electores de Juncos y Barceloneta reciben con beneplácito sus boleras y sus pistas de hielo, es muy posible que los electores de San Juan, de Toa Alta o de Río Grande no reciban con tan buen humor dichas obras. La matemática electoral no es tan difícil si la entiendes, pero me da la impresión de que el equipo de trabajo del señor gobernador y de la Asociación de Alcaldes no está muy pendiente a ella.

Si en efecto, los cuatro representantes populares se mantienen firmes en oponerse a la Crudita III y el gobernador termina cerrando parte de las operaciones del gobierno, anticipo que se creará dentro del Partido Popular un ambiente de “sálvese el que pueda” y eso hará la aprobación de legislación de Fortaleza cada día más complicado. Eso traerá otras consecuencias políticas, pero eso lo dejo para otra columna.

Como muy bien me expresó recientemente @Rligodracir a través de su cuenta de Twitter, quién sea el candidato afectará igualmente el resultado electoral y estoy de acuerdo con él, pero en una elección ola, eso pierde relevancia y lo que se palpa entre el público, es que esa es una posibilidad real. Por supuesto, que las noticias cambian de minuto en minuto y las variables son infinitas. Lo que escribo, lo hago con lo que sabemos a esta hora, este día.

 

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