Democracy and civil rights must come before the debt
By Débora L. Aponte Martínez
Senator Rick Scott (R) of Florida recently talked to a local Florida radio station about Puerto Rico’s chances for statehood in Congress. He said that there is no environment for Puerto Rico to be admitted as a state unless we restructure our public debt and put in order our public finances. He also mentioned that “Puerto Rico would become a state eventually.” In similar expressions given to the Wall Street Journal, Natalie Jaresko and David Skeel (members of Puerto Rico’s Financial Oversight and Management Board) said that it is “improbable that Congress would consider any changes to Puerto Rico’s political status before restructuring our debt and putting our financial affairs in order.”
Does restructuring our public debt and putting in order our public finances supersede democracy and the civil rights of the more than 3.2 million American citizens residing in Puerto Rico? Puerto Rico has been a colony for 124 years, first of Spain and now a possession of the United States. 124 years of political impotence and a fractured democracy because Puerto Ricans can’t vote on federal legislation that directly impacts us such as the imposition of a federal Financial Oversight and Management Board. This unelected board overrides our local elected officials in every branch of our government.
Puerto Rico is an economically underdeveloped territory precisely because we do not have the same opportunities, civil rights, or economic parity in federal programs as the rest of the states in the Union. It is also the main reason why millions of Puerto Ricans have left in recent years to the continental United States. Puerto Ricans pay federal taxes, fight in the US military and contribute to almost every facet of American life. It is irresponsible for Senator Scott, David Skeel, and Natalie Jaresko to say that certain financial preconditions must be present before admission into the Union and that these conditions take precedence before democracy and our civil rights.
For years, Puerto Ricans have been voting in local nonbinding plebiscites in favor of statehood and against our territorial status quo. Our most recent plebiscite was held on November 2020 and favored statehood. It’s time to stop talking and deciding on behalf of us. Congress has a responsibility to us—whether it is opting for S 780/HR 1522 and admitting us into the Union by respecting the people of Puerto Rico’s majority mandate for statehood or voting for S.865 which proposes a federally-binding constitutional status convention. The United States of America stands for democracy but has colonial subjects living under unequal conditions in its own backyard. We’re tired of waiting for decolonization. After 124 years of colonialism, the time for Congress to act is now.
Español
La democracia y los derechos civiles por encima de la deuda
por Débora L. Aponte Martínez
Recientemente el Senador Rick Scott (R) de Florida habló sobre las supuestas trabas a la estadidad en una emisora radial de Florida. En resumidas cuentas, dijo que no hay ambiente en el Congreso para admitir a Puerto Rico como estado hasta que no pongamos nuestras finanzas públicas en orden. También mencionó que Puerto Rico “eventualmente se va a convertir en estado.” En expresiones similares en el Wall Street Journal Natalie Jaresko y David Skeel, miembros de la Junta de Control Fiscal, dijeron que “es poco probable que el Congreso intervenga para tomar una determinación sobre el status (político de la Isla) hasta que Puerto Rico ponga su casa financiera en orden”. Le pregunto a estas personas, ¿el repago de la deuda y las finanzas públicas van antes que la democracia y los derechos civiles de los más de 3.2 millones de ciudadanos americanos que residen en Puerto Rico?
Llevamos 124 años siendo una colonia, primero de España y ahora de Estados Unidos. 124 años de impotencia política y saqueo de nuestra democracia porque no tenemos voto sobre decisiones que nos afectan a nivel federal (como la imposición de una Junta de Control Fiscal). Somos un territorio económicamente subdesarrollado precisamente porque no tenemos las mismas oportunidades ni la paridad económica que el resto de los estados. ¿Por qué creen que emigran tantos puertorriqueños a los Estados Unidos? Sin embargo, nos hemos convertido en un paraíso fiscal para los extranjeros ricos que no aportan impuestos a nuestro fisco. Son irresponsables las expresiones del Senador Scott y las de miembros de la Junta de Control Fiscal cuando dicen que tenemos que poner nuestra casa en orden para ser admitidos a la Unión. El pueblo puertorriqueño ha votado en múltiples ocasiones por la estadidad en plebiscitos locales y rechazado el status quo territorial que nos mantiene en desventaja económica, social y política. Poner la casa en orden no puede ser una precondición para la democracia y nuestros derechos civiles.
Basta ya de hablar por los residentes de Puerto Rico e intentar decidir nuestro futuro político por nosotros. Es hora de que el Congreso de los Estados Unidos escuche a Puerto Rico y respete nuestra decisión mayoritaria. Ya sea a través del S. 780/HR 1522 (proyectos para admisión como estado en el Senado y Cámara federal) o la asamblea constituyente de estatus (el Self-Determination Act, S. 865), estamos cansados de esperar por la descolonización. Ante el resto del mundo, Estados Unidos representa valores democráticos, pero mantiene a sujetos coloniales en condiciones desiguales. El Congreso tiene una responsabilidad que asumir con los puertorriqueños que no se puede postergar más.